- Se refugió entre nosotros durante mucho,
mucho tiempo. Te esperó por varios años, pero nunca llegaste. O al menos no en
el tiempo que él pensó que te tomaría llegar.
- Supe de su existencia hace
poco, en realidad. Mi propio padre me ocultó la verdad de quién era su padre durante
muchos años, hasta que me lo contó. Yo no lo podía creer.
- Pues ya ves, llegaste tarde. De tu abuelo sólo quedó esto, su cráneo, que te entrego.
- No sé si lo quiera. Es demasiado peso ya saber quién fue y qué hizo.
- Pues ya ves, llegaste tarde. De tu abuelo sólo quedó esto, su cráneo, que te entrego.
- No sé si lo quiera. Es demasiado peso ya saber quién fue y qué hizo.
- No te corresponde a ti juzgarlo. Llévalo. Es toda tu herencia.
El monje le entregó al
muchacho la calavera de su abuelo y lo dejó a solas, en la capilla, a merced de
la soledad de sus propios pensamientos.
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